Cómo consagrar una baraja del tarot
Conforme con la tradición la primera cosa que debe hacerse con un juego de cartas de Tarot es consagrarlas. Las setenta y ocho cartas que adquirimos en una tienda, no tienen ningún valor sagrado, ningún poder: no son más que láminas impresas.
A fin de que trabajen en nosotros debemos hacerlas nuestras, empaparlas de nuestra energía, hacer que sean un pedazo de nosotros, una parte de nuestro cuerpo y ligarlas íntimamente a nuestro inconsciente. Debemos efectuar en compañía de ellas acciones íntimas en que se conviertan en un objeto de poder, cargado de afectividad. Esta consagración debe realizarse conforme a un ritual sencillísimo, a fin de establecer las vibraciones convenientes para la lectura.
Índice
Consagrar las cartas del Tarot
Oración para consagrar las cartas del Tarot
Preparar la baraja del Tarot
Seguidamente sostendremos la baraja unos 3 minutos encima de chakra frontal (Ubicado en el centro de nuestra frente) A fin de que la baraja conecte con nuestra intuición.
Posteriormente sostendremos la baraja encima de nuestro corazón 3 minutos más, a fin de que siempre y cuando usemos el tarot sea con amor y en beneficio del consultante. Luego pasar cada una de ellas, de manera ordenada, por el humo del incienso, y luego, sobre la llama de la candela blanca y se colocarán, vueltas, formando un montón o bien mazo.
El oficiante debe hacer que sus manos se toquen, uniendo las yemas de los pulgares e índices y con las palmas hacia abajo, sobre el montón de las cartas. Después, se extenderán las cartas en hileras (horizontales) ordenadas (de 13 naipes cada una) consagrándolas de la siguiente forma:
“Fuerzas del bien, espíritus de luz y del amor universal consagro estas cartas bajo su intercesión, que desde este momento estarán en sintonía con mi ser y listas para vibrar a cada pregunta mía, porque están dirigidas cara la busca del bien. Que de esta manera sea”
Entonces las cartas han de ser envueltas en un paño de seda, de color violeta y guardadas en reposo durante siete días sucesivos en un lugar observado (a la luz de la luna). Al fin de ese tiempo ya pueden ser usadas por su dueño y para de conservar su energía los misterios no han de ser tocados por otra persona y siempre y en todo momento guardados en su seda color violeta. De esta manera, se conseguirá una lectura atinada.
Consagrar las cartas del Tarot
La consagración de una baraja de tarot es una operación que recubre un tanto de magia, por el que se establece un vinculo entre las entidades que rigen este sistema adivinatorio, siendo de alguna forma admitidos por ellas. Esta tradición es muy, muy antigua y a demás tiene un propósito que es magnetizar nuestras barajas. Consagrar un tarot es equivale a ponernos en contacto con un “egregor” o bien una entidad espiritual que mana de muchos pensamientos orientados cara un mismo fin procedentes de un conjunto de personas que están vivas o bien que han pasado por la vida. Cualquier consagración de algún sistema adivinatorio se debería consagrar en luna nueva y los 3 días y medio que le prosiguen a esta.
Todavía de esta forma muchos maestros tarotistas aconsejan efectuar primero una purificación. Con la purificación suprimiremos todos y cada uno de los restos energéticos psíquicos amontonados en las cartas a lo largo de su creación, y con la consagración lograremos empaparlas de nuestra energía psíquica, a fin de que nos charlen en nuestro lenguaje, y de esta manera podamos interpretarlas adecuadamente en todos y cada ocasión. Pues resulta obvio que las cartas, por una parte, no están aún activadas y, por otro, deben purificarse de las vibraciones o bien improntas que han dejado aquellas personas que las han impreso, distribuido, embalado o bien estado en contacto anterior a que llegasen a nuestras manos.
Oración para consagrar las cartas del Tarot
La purificación se realizará en un sitio apacible y de ser posible vamos a estar solos. Sobre una mesa extenderemos un mantel blanco y sobre él vamos a poner las cartas, sacándolas de su caja, y formando un mazo.
Nuestra mirada debe dirigirse cara el Norte que es un punto imantado. Preparamos una candela blanca y una varita de incienso; prendemos las dos cosas, cerramos unos momentos los ojos, practicamos a lo largo de unos minutos una respiración profunda y después en voz baja pronunciaremos las próximas palabras:
“En sintonía con las fuerzas de la Naturaleza y de toda la creación, en el nombre de la bondad, y del amor, solicito que estas cartas sean purificadas. Os purifico oh cartas, en el nombre de la justicia y de la sabiduría, y que mi operación esté dirigida cara el bien y cara la busca de lo espiritual”.
Consagrar una baraja consiste en efectuar un ritual donde el mazo quede conectado con el dueño y en exactamente la misma sintonía para poder hacer una lectura. La forma de consagrar el mazo depende de cada persona y de cada estilo. Puede ir desde una liturgia elaborada a un sahumerio singular, mas siempre y en toda circunstancia hay un puente que se establece ente el lector y el mazo.
Prácticamente siempre y en todo momento se utilizan los 4 elementos primordiales: agua (un vaso), aire (incienso), Tierra (cuarzos) y fuego (candelas) así sea en el orden que desees o bien realizando un pequeño ritual para esto. Puede ir desde una velación (que dure toda la noche), dejarlas unos minutos al sol, a la luz de la luna o bien sencillamente entremezclarlas y pasarles algo de incienso.
Las opciones son muchas y puedes hacerlo como desees. Solo hay 2 cosas que debes tener en consideración: cuando consagras un mazo, es para tu empleo exclusivo, no debes dejar que alguien más lo use, pueden tocarlo aun hay quien deja que el consultante lo toque y de esta manera hace la lectura; mas no debes prestarlo puesto que la energía del resto personas no es exactamente la misma. La segunda es no permitir que el mazo se dañe o bien se maltrate en el proceso de consagración, no solo pues te complica la lectura sino más bien pues con el tiempo se deshace y debes deshacerte de él.
Limpiar y Consagrar el Tarot
Ya antes de empezar un ritual de consagración en sí hay que acariciar de manera delicada el bulto de cartas y sin dañarlas entremezclarlas infatigablemente a lo largo de horas, sin ver ni meditar en otra cosa sino más bien en de qué forma se deslizan las imágenes entre nuestros dedos .Esto le dejará entender que entremezclar las cartas es entrar en un planeta expresivo que cambia de ritmo de intensidad, de significado de repercusión.
Todos estos actos tienen por finalidad que actuar sobre el inconsciente. Hay que comprender que si no se siente un enorme amor por este paquete de 78 cartas impresas en cartón, que si no es visto como un precioso diamante o bien una obra bella, esto va a impedir a quien lo tenga dominar absolutamente la Lectura.
Un pequeño ritual sería pasar el mazo por incienso y dejarlo a la luz de una candela blanca, lo cubres con un lienzo del color que prefieras, le pones un cuarzo encima y lo dejas un rato. Luego lo puedes sahumar con incienso y lo mezclas para comenzar a usarlo. Todo depende de tu energía, estilo y las ganas que te den en ese momento de consagrar un mazo. El acto de consagración debe hacerse en una habitación con puertas y ventanas cerradas, con total quietud y aislamiento. Para que nadie nos interrumpa, descolgar el teléfono y apagar el móvil. Y disponer de una mesa y silla para efectuar el ritual de consagración. La persona que consagre debe haber purificado su cuerpo con anterioridad, si es mujer debe aguardar 6 días desde su última regla.
El día más indicado para consagrar las cartas es el primer día de la semana, puesto que es el día que está regido por la luna, el astro que rige la intuición y la clarividencia. Con la luna en Cuarto Creciente o llena (plenilunio), preferiblemente, periodo mayo-julio, de noche (son recomendaciones de los astrólogos). La consagración deberá efectuarse después de la purificación. Esta vez, la cartas se extienden bien sobre todo el tapete; seguiremos con la vela blanca prendida y el incienso purificando el ambiente; de igual forma nuestra mirada seguirá orientada cara, el Norte. Volvemos a practicar la respiración profunda intentando visualizar el color violeta, color de la espiritualidad, para que nuestro ser entre en síntoma con el Universo, en ese momento colocamos nuestras manos a unos dos centímetros de las cartas con las palmas dirigidas cara abajo y sin que rocen una con otra, luego en voz baja pronunciaremos las siguientes palabras
“Fuerzas del bien, espíritus de la luz, amor universal, os consagro estas cartas que de ahora en adelante estarán en sintonía con mi ser y listas para vibrar a cada pregunta o duda que les haga, pues están dirigidas hacia la busca del bien. De este modo sea”.
Después envolver las cartas en un pañuelo negro (que no sea sintético) con una foto vuestra y no tocarlas a lo largo de siete días, de esta manera las mantenemos alejadas de las energías dañinas, y se empapan de las positivas. Pasados esos 7 días, es ideal, que siempre que no las usemos las envolvamos en un pañuelo de seda color malva, para potenciar la capacidad de visualización que ellas nos darán.
Otro Ritual muy extendido a la hora de consagrar las cartas es el siguiente:
La persona debe sentarse de frente al este. Sin cruzar piernas ni brazos, para que la energía fluya por todo nuestro cuerpo. Extender sobre la mesa de trabajo un tapete y/o mantel color blanco o bien lila. Poner en cada ángulo del tapete un símbolo que representante a cada uno de ellos de los cuatro elementos (aire, fuego, tierra y agua) Una varita de incienso, que representa el factor aire, una vela blanca para el factor fuego, un plato con tierra que representase el elemento tierra, y una copa con agua símbolo del elemento agua. Soplar cada carta (setenta y ocho naipes) por delante y por detrás. Vamos a coger la baraja del tarot y la iremos pasando sobre cada uno de los 4 elementos, formando tres círculos en sentido a las agujas de reloj.
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